Sergio Macías presenta a Antonio Daganzo

Durante el LVIII Curso de la Tertulia Literaria Hispanoamericana, el Asesor Cultural en la Embajada de Chile en Madrid, España, Sergio Macías, presentó a Antonio Daganzo. La "Tertulia de Montesinos" -fundada en 1952- es considerada la más antigua de las letras hispánicas y, posiblemente del mundo, con actividad continua curso tras curso. En la fotografía vemos a Antonio Daganzo, Marisa Calvo (Viuda de Montesinos) y Sergio Macías.

Tertulia Literaria Hispanoamericana ”Rafael Montesinos”
LVIII Curso de la Tertulia Literaria Hispanoamericana, Madrid, España.

ANTONIO DAGANZO: “Soy este hombre que ahora vive”.

Antonio Daganzo (Madrid, España, 1976) es un joven poeta, pero ya con un camino que lo ha hecho su buen andar, como diría el eximio Antonio Machado. Se ha nutrido de las raíces de la vida, esto es, de lo fundamental del hombre: de la materia que lo rodea con sus luces, sonidos y descomposiciones, y con el misterio insondable del ser y del espacio que se anida y transita en la bóveda del alma para entregarnos, primero, un lenguaje de la interioridad del ser, y, luego, emociones nacidas, quizás, de una pesarosa realidad que arrastra consigo: “Mas, mientras tanto, / mientras viva el doliente / porque doliente soy sin que pueda evitarlo, / porque la vida está enferma de más vida, / de más doliente que sufrirá sin mí / en la ulterior estación del terco ciclo”. Versos reiterativos, llenos de fuerza que aceptan una existencia que hay que amar a pesar de todo. Incluso, hasta el propio dolor. Su primer libro lleva una carga de pesimismo, por una concepción negativa de la vida. Lo cual no significa que sea una poética carente de calidad, no: muchas obras maestras de la literatura han empujado a los lectores a la desesperación y al suicidio, como en el caso de Residencia en la tierra, de Pablo Neruda. Pero con Daganzo no hemos llegado a ese extremo; simplemente él ha concebido la vida en un sentido muy hondo, como un habitante del silencio que lo hace refugiarse en el consuelo, en la búsqueda de una explicación de este frágil vivir.

Con toda la producción que ya lleva, comprobamos lo maduro y cuidadoso que es en la utilización del lenguaje. Por otro lado, nos encontramos con un activista literario incansable -a través de proyectos y programas culturales radiofónicos y de teatralización-, que, entre otros importantes foros, ha participado en la Tertulia “Carlos Morla Lynch”, promovida por la Embajada de Chile en España. Además, está casado con una chilena de las tierras de la Araucanía, es decir, de un territorio rebelde en el que sucumbieron, en primer lugar, él al amor, y otros al paisaje y a lo humano como Alonso de Ercilla, autor de La Araucana, Juvencio Valle, Pablo Neruda, etc., que no pudieron escaparse de la fuerza telúrica de sus volcanes, ríos, bosques y trigales.

En Daganzo esta influencia se constata en un poemario inspirado en Chile –de donde es oriunda su amada Carolina- y que acaba de ver la luz: Llamarse por encima de la noche (Ril Editores, Colección Poesía, Santiago de Chile, 2012). Tiene un poema largo a Puerto Saavedra, que es un maravilloso lugar que le sirvió a Neruda -a quien tuve la suerte de conocer, y de saborear directamente sus versos- para descubrir por primera vez el mar. El libro es un vuelo de Europa a Chile, a la otra orilla, como si saliera de lo oscuro para llegar a lo luminoso. En la obra está lo entrañable, que lo da el paisaje y el amor, y ambos se funden forjando la chilenidad.

Conocí a Antonio en una de estas famosas tertulias madrileñas que fundó el gran amigo y maestro Rafael Montesinos, acompañado por la infatigable Marisa, y cuyo continuador es su hijo, que lleva su mismo nombre. Tradicional cenáculo de la poesía hispanoamericana, en el cual he tenido la ocasión de participar nueve veces desde que llegué a España, hace ya tantos años, a raíz de la dictadura en mi país. Aquí he estado leyendo mi creación presentado por José Manuel Caballero Bonald, Rafael Soto Vergés, José Hierro, Carlos Murciano, Pío Serrano, Remo Ruiz, y también presentando a Waldo Rojas, Eduardo Zepeda Henríquez, Remo Ruiz y ahora a Antonio Daganzo, lo que ha sido y es un privilegio, porque estamos en la tertulia hispana de más largo recorrido, con personajes de muy alta calidad.

Antonio Daganzo es Licenciado en Ciencias de la Información, pero sobre todo poeta. Como ya hemos dicho, con varios libros publicados: Siendo en ti aire y oscuro, Que en limpidez se encuentre y Mientras viva el doliente, este último recomendado como lectura, por la Asociación de Editores de Poesía, en el suplemento cultural “Babelia”, del diario español “El País”; libros a los que ahora se suma, en efecto, Llamarse por encima de la noche. En ellos nos entrega reflexiones poéticas sobre el tiempo, la muerte, el cansancio y el destino. La

debilidad humana dejándose llevar por los delirios y en la que nos topamos con el amor fundido en uno, a su vez hecho naturaleza, luz, música y memoria. Hay una permanente búsqueda de encontrarse: así el poeta asciende dentro de su propia rebeldía amorosa, como el viento en su aventura desbocada sin temer a nada. Lenguaje directo que no se apoya ni se disfraza con metáforas, pero sí, a veces, en los recuerdos, en personajes y sinfonías. Los poemas son frutos de la reflexión sobre la propia existencia, que hace surgir la queja para llegar a la conclusión de que Dios no existe. Versos también, a veces, enigmáticos pero siempre dolidos, donde no escapan las emociones de la infancia, la madre con su sabio magisterio: “”No eres la espuria sombra de un dolor extraño, / cruel e injusto; / hijo, tú eres tú, tú eres verdad”. / El niño, entonces, aprendía a ser misterio de sí mismo”.

En resumen, podemos afirmar que no es una poesía intimista, pero sí de la interioridad, del secretismo del espíritu, de la sangre y de los huesos. Una poesía que se desarrolla con las flaquezas y la fuerza de ser. Con el silencio, el dolor, la muerte y el amor. Quizás, por eso: “Soy este hombre que ahora vive”.

Sergio Macías
Asesor Cultural de la Embajada de Chile en España.
Poeta y escritor.

Sergio Macías Brevis y Antonio Daganzo, después de que Macías lo presentara en La Tertulia Literaria Hispanoamericana ”Rafael Montesinos”.

La fotografía fue tomada en Madrid, en el domicilio de Sergio Macías, por el fotógrafo chileno Raúl Hernández Salas

Vea más detalles de esta presentación en el Blog oficial de :
Tertulia Literaria Hispanoamericana “Rafael Montesinos”

Antonio Daganzo es poeta, escritor, periodista, divulgador cultural y musical y tiene su “Bitácora digital” en : http://sinfoniadelaspalabras.blogspot.com


LANZAMIENTO EN CHILE DE SU LIBRO “LLAMARSE POR ENCIMA DE LA NOCHE”

El jueves 30 de agosto, a las 19:00 hrs., se presentó oficialmente en Chile el cuarto libro del Poeta Español Antonio Daganzo, “Llamarse por encima de la noche” (Ril Editores, 2012, con el patrocinio promocional de la Facultad de Ingeniería, Ciencias y Administración de la Universidad de la Frontera, Temuco, y texto de contraportada de Guido Eytel). La ceremonia se celebró en la Librería “Lea+”, del emblemático Centro Cultural “Gabriela Mistral” (GAM) de Santiago de Chile. Junto con los representantes de Ril Editores, la muy destacada poeta, editora y crítica literaria Jessica Atal, estuvo a cargo de las palabras introductorias. Cabe destacar que el libro presentado en esta ocasión fue recientemente galardonado, además, con la Mención de Honor “Luis de Góngora y Argote” de Poesía, concedida por el Instituto de Estudios de Literatura Contemporánea, y es el primer poemario de este autor que ha visto la luz fuera de España.

Antonio Daganzo, Jessica Atal y Theodoro Elssaca durante el lanzamiento de “Llamarse por encima de la noche”
Ejemplar del libro lanzado en esta cocasión, “Llamarse por encima de la noche” con una dedicatoria especial para su amigo el escritor Theodoro Elssaca.

“LLAMARSE POR ENCIMA DE LA NOCHE”
de
ANTONIO DAGANZO

Presentación realizada por la escritora Jessica Atal,
en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM),
en Santiago de Chile, el día jueves 30 de agosto de 2012

Quiero, antes de comenzar esta presentación, agradecer esta invitación que me ha hecho Antonio Daganzo en conjunto con Ril Editores a presentar esta obra, titulada “Llamarse por encima de la noche”.

Es un honor para mí compartir estos momentos con ustedes. Estamos aquí, justamente, para celebrar la publicación de un libro muy especial y valioso.

Hay varios motivos por qué celebrar. En primer lugar, es un libro de un poeta español que publican aquí en Chile nuestros queridos amigos de Ril Editores: Eleonora Finkelstein y Daniel Calabrese. Es, por otra parte, el primer libro de Antonio Daganzo que se publica en nuestro país.

También, a comienzos de este mes, supimos una gran noticia que merece un brindis: que éste, el cuarto libro de poesía de Antonio Daganzo, obtuvo la “Mención de Honor Luis de Góngora y Argote” de poesía, concedido por el Instituto de Estudios de Literatura Contemporánea en España.

El jurado, en esta oportunidad, destacó la intensidad de cada verso y el brillante empleo del lenguaje renovador, en unos casos, y clásico en otros, que Daganzo ha sabido mostrar en su obra.

Otro aspecto que yo quisiera destacar, y por supuesto celebrar, es que Antonio Daganzo ha dedicado este libro, en primer lugar, al pueblo de Chile. Qué gracia, qué honor, y qué hermosa relación fraternal se deja ver desde las primeras letras de esta obra, entre nuestro país y el poeta español.

Daganzo tiende lazos fuertes con nuestra tierra y se aferra a ellos con entusiasmo y habilidad. En Chile, por cierto, lo recibimos con ese mismo entusiasmo y cariño.

Sigamos. No bien damos vuelta la página, nos encontramos con Chile nuevamente. ¿Cómo? Pues la primera cita de “Llamarse por encima de la noche” corresponde a dos versos de nuestro querido Jorge Teillier: “Pero mis días serán nubes/ para viajar por la primavera de tu cielo”. Esta cita nos introduce de lleno al contenido, a la temática central de la obra que en esta oportunidad presentamos: el viaje. Y, cómo no, el amor.

Aquí es donde se encuentran estos dos poetas, Teillier y Daganzo. En el viaje. Porque el libro que tenemos en nuestras manos corresponde a un viaje real del autor. Si no me equivoco, fue escrito durante un vuelo entre Madrid y Santiago. Y en este vuelo lírico Daganzo enfrenta al lector a otros tópicos muy cercanos al concepto del viaje, tales como el regreso, el destino, el tiempo, el sueño, la muerte.

Éste es un viaje poético que a todas luces resulta cautivante.

Leamos:

“Viajada noche,
concluye el solo reino,
la altura que no sabe y nada ostenta,
la abdicación del cóndor.
Cuando viajar es derruir un templo oscuro
de culto envenenado
-porque viajar se enfrenta a la desdicha-,
no queda en pie la ruina sino el ansia;
sabiduría entera, sabiduría instinto
que sólo tras el valor y desde el salto
ha de alcanzarse.
Si nacer trae derrota
viajar ofrece lance de desquite:
nunca la voluntad será tan pura,
nunca será la muerte tan ajena.”

Al menos, el pacto secreto allí está. Muy presente en sus versos. Y, a decir verdad, no es tan secreto. El poeta se preocupa por hacer explícito, palpable el compromiso. El “abrazo con la costa”, el decir de la cordillera, la celebración de algo tan arraigado en el alma chilena como el “vino navegado”, a quien dedica, al más puro estilo nerudiano, toda una parte de su libro, acaso la más lírica, la más apasionada, la más exhuberante, donde la mujer, la amada, tiene esas proporciones voluptuosas e infinitas para que el poeta se interne y llegue hasta a embriagarse y a perderse en ella con la pícara esperanza de no salir nunca más de allí. Terrenal en “el país de las venas” y las araucarias, íntimo en un universo que es pura plenitud de los sentidos, donde la ley dice que “tocar es creer”. Así es el viaje de este poeta. Intenso y desbordante.

Diríamos que en forma paralela Daganzo realiza otro viaje. Esta vez, hacia el interior de sí mismo. Un viaje que va a tocar el firmamento de su alma. Un viaje cuyo único fin es el autoconocimiento y la introspección.

Inmediatamente pensamos en otro poeta chileno, Eduardo Anguita, quien también hizo de la poesía un camino hacia el conocimiento de su propio e íntimo ser. Ambos poetas comparten esta vez la enseñanza que puede resultar después de recorrer un camino que se torna muchas veces oscuro e incierto, mucho más allá de algunos discursos que se agolpan “irremediablemente henchidos de certezas”. Va Daganzo entonces a buscarse en su vuelo “por encima de la noche”. Y escribe, como quien alienta al héroe antes de emprender su travesía o su batalla:

“Conócete hasta el fondo.
Súmete en el abismo que en ti llevas.
Duerme,
duerme nube y sin miedo,
que despertar después hará arco iris.”
La voz es valiente y segura. Alentadora. Y la poesía avanza a un ritmo
veloz, fluidamente armonioso y sumamente lírico:
“Desciende ya,
no temas,
volverás en estado de concordia
y con la sangre sabia”.

Tal vez existen otros caminos. Pero nunca uno más verdadero que el que se hace al fondo de uno mismo. Sólo luchando esa batalla, cuerpo a cuerpo, en soledad y silencio, aparece el poeta victorioso. Y por victorioso queremos decir un hablante lírico original, atrevido hasta la muerte, sin miedo a su destino sola y puramente humano, que se da entre el todo y la nada, en ese espacio inmenso donde se desarrolla la danza, el juego, la búsqueda del ser.

Porque no hay nada más allá –más tremendo y noble y osado- que ese vuelo hacia el alma. El encuentro con la contradicción, el enfrentamiento con el yo que eres tú en un espacio suspendido o en un abrazo cósmico que el poeta resuelve finalmente “en un solo destino enamorado”.

Aquí, para terminar, tocamos ese gran tópico presente en toda la obra de Daganzo: el amor. En este espacio es donde el poeta comulga con otros grandes maestros como Neruda y Benedetti. El gozo, el placer y el desenfreno que irradia un ser enamorado se vierten en versos y más versos palpitantes, urgentes, como es siempre el amor.

Leamos:

“¡Pasión ya de fluir,
abajo las bodegas,
que todo se prodigue!
Desatados azumbres,
al cabo deliciosos,
sabor a madrugada con postigos abiertos
y desnudo entusiasmo,
llevaremos el vino a la ternura,
lo expondremos al sol de sus vides antiguas,
navegamos.
Nos amamos, mujer,
y que calle la prisa de los hombres
sin boca:
aquí se paladea
por el puro placer de renunciar a un vértigo
en números fingidos,
en alcohol mercenario;
sin atajos ni trucos
aquí se inventa el éxtasis.”

No me queda más que felicitar y agradecerle a Antonio Daganzo el compartir con nosotros este extraordinario libro. En él han comulgado la gran tradición lírica española y el genio de un joven poeta. A ustedes, de corazón, quiero invitarlos a sumergirse en su lectura, ya que será una experiencia a todas luces valiosa, iluminadora, remecedora de sentidos y pasiones.

Llamarse por encima de la noche
Antonio Daganzo.
Ril Editores,
Santiago, 2012.

Libro “Mientras viva el doliente” de Antonio Daganzo, y la afectuosa dedicatoria para su colega Theodoro Elssaca.