Selim Kartal – El Creciente Dorado

Presentado por el poeta Theodoro Elssaca

El poeta y artista visual Theodoro Elssaca, Presidente Fundación IberoAmericana, tuvo la misión de pesentar a Selim Kartal y su último libro, “El Creciente Dorado”.

Reproducimos aquí dicha presentación como una forma de dar a conocer las obras de Selim Kartal y poner en valor su labor como escritor.

Portada del libro El Creciente Dorado
Portafs del libro El Creciente Dorado

Selim Kartal cambió su nombre original y cristiano que era Ariel Vicuña.

Todo cambio de nombre implica un cambio de naturaleza, con la cual él muere a su pasado.

Hay un Antes y un Después, marcado en forma clara en su poesía, creación que hoy nos convoca, y donde se revela este cambio radical del hombre que antes no manifestaba su Fe y ahora manifiesta su Fe.

Es la conversión de un poeta que a ratos pareciera estar tomado por el poder de Dios, y para expresarlo más exactamente, de Allah.

Un hombre que entra en la Fe, entra en la vida.

La palabra Islam significa Fe, también significa Sumisión y muy especialmente “La Salvación”.

Así es, Kartal ha tomado partido por el Islam en su expresión literaria y nos lo hace saber desde la portada de este nuevo libro, en que bajo el título “El Creciente Dorado” inmediatamente dice “Poesía Islámica”, antes de leer el nombre de su propio autor, y en ello ya hay un acto de “Sumisión” que lo ennoblece.

Por ello es que Selim Kartal es forjador de una poesía que nos hace mirar a las alturas de los minaretes, a las más altas cumbres, al mismo cielo y por ende a las cúpulas de los Templos del Islam, que representan ese cielo.

Portada del libro La Mujer de Piedra
Portada del libro La Mujer de Piedra

La Meca es el centro de la tierra, porque está entre Asia, Africa y Europa, y en ese preciso vórtice geográfico nació Mahoma, el primer y último mensajero, el único profeta.

Selim Kartal nos lleva a la Santa Ka’aba en la ciudad de La Meca, y nos guía en su obra poética al Encuentro con el Absoluto.

En un tercer milenio desprovisto de toda poética, de ética y de estética, la obra de Selim Kartal alcanza una sorprendente vigencia para quienes tienen la necesidad interior, imperiosa, de encontrar un sentido más hondo a la propia existencia.

Selim Kartal recoge y continúa las ideas y la tradición secular de los poetas islámicos que le precedieron.

Su poesía está indisolublemente unida a la defensa y reivindicación de la Fe al Islam.

A una puesta en valor y actualización de una corriente del pensamiento religioso, venido del Oriente, instalado en todos los países árabes primero y en todos los países del mundo, actualmente.

El Islam abarca hoy a una comunidad de más de mil millones de personas y con ello este libro se proyecta poderosamente hacia ellos, elevándolos a una “condición mejorada.

La poesía de Kartal, está sostenida entonces en una muy firme base que lo catapulta a una inclaudicable y sostenida defensa del Amor a la “Verdad del Corán”.

Este libro es la expresión apasionada de su fe islámica, testimonio de fe de un poeta que tiene oficio y que sabe manejar la poesía rimada y la de verso libre.

Selim escribió sus primeros versos a los once años, en un ambiente creativo impregnado de otros creadores y donde la espiritualidad estuvo siempre presente, a través de sus padres: José Miguel Vicuña y Eliana Navarro, ambos poseedores de una importante trayectoria en sus largas e intensas vidas. Esta experiencia vital facilitó su conocimiento directo de la realidad y de la literatura.

Este es su sexto título de poesía y con él Selim penetra en la comprensión del Islam y lo trae para nosotros, neófitos de las profundidades de esta sabiduría, en forma de poesía y de música.

Digo esto en base a que aquí estoy yo presentando a un poeta que además ha recibido otros dones, que sobrepasan a los dones recibidos por sus propios progenitores poetas, porque se trata de un poeta que además posee la virtud -nada de fácil- de la composición musical.

Kartal es poeta y compositor de música docta, y ese sentido musical está implícito en su poética, ya sea en la percepción de los sonidos de su entorno vivido y soñado como en “Canción de la Mezquita Azul”, cuando nos anuncia que: “…surge la voz del almuecín…”.

O en la página 28, cuando nos dice en el poema “La Mezquita de la Roca”: “…entonan juntos el Corán…”.

En la página 31, en su poema “La Oración”, escribe: “…cuando al alba / eleva al cielo su canto / anunciando el nuevo día…”. En el mismo poema se perciben otras trazas de lo musical en Selim: “…el muecín, / con voz clara y penetrante, / llama…”.

Más directamente la música de Kartal está captada y expresada en su poema más breve, llamado “Derviche”, plasmado en apenas 7 palabras, que sin los artículos se reduce solamente a 5 palabras, que son: “Danza – Derviche – Éxtasis – Ruiseñor – Canta”.

Yo le agradezco, personalmente a Selim su brevedad, que de alguna manera representa también una maestría, y nos acerca a su lectura en un tiempo en que pareciera que nadie tiene tiempo, y en esa falta de tiempo se pierde la trascendencia y la propia vida. Selim articula este poema que se nos aparece como una suerte de Haiku, aquella poesía brevísima que cultivó el gran maestro zen Matsuo Basho, a mediados del siglo XVII en Japón, compuesto por 17 sílabas, siendo el primer y tercer verso pentasílabos y el verso central, heptasílabo.

Pero aquí Selim ha preferido la libertad del verso libre para regalarnos su poema “Derviche”, que les voy a leer:

DERVICHE

Danza el derviche,
éxtasis,
el ruiseñor canta.

Sin embargo, la verdadera relación de su poesía con su composición musical está en otra parte aún más honda, y que apenas él mismo ha advertido, y se trata de la ardua y perfecta composición de versos construidos como un álgebra o matemática musical, versos endecasílabos que fluyen en verdaderas cascadas sonoras.

El soneto viene del italiano sonetto, y es interesante considerar su diminutivo suono, que significa “sonido”.

El soneto está considerado como una composición poética de arte mayor, con sus catorce versos de rima asonante.

Con esta explicación quiero aquí declarar que Selim Kartal es doblemente compositor, por una parte de música docta y por otra de sonetos, una forma de escritura tan recurrida en el Chile asalonado y decimonónico que en tiempos de Balmaceda conoció el gran Rubén Darío, revolucionario de la poesía iberoamericana.

Sonetos que compusiera nuestra Gabriela Mistral y que en parte le significaron ser Premio Nóbel, y que hoy -salvo muy puntuales excepciones- ya nadie cultivaría, por su complejidad, así como ya nadie pinta al estilo de Rembrandt, de Goya o de Velásquez.

Este sexto título de Selim Kartal culmina con 4 sonetos en perfectos versos endecasílabos, representando con ellos un trabajo detallado, y de consagración de su “arte poética” a la religiosidad que lo anima, transformándolo en un “apóstol” del Islam.

Me he atrevido a decir esto porque luego de investigar sobre esta temática, descubro que este es el único libro chileno, y tal vez latinoamericano, consagrado en su totalidad al culto sagrado musulmán.

Culmino leyendo para ustedes el poema “Canción de la noche y el Día”, que es breve y que revela honda devoción del poeta:

Amanece Dios en mi
transcurre el largo día
del Señor
atardece.
Fenece el aura del crepúsculo,
primera estrella,
Noche.

© THEODORO ELSSACA 2009

Portada del libro El Creciente Dorado y la dedicatoria de Selim Kartal para su amigo poeta Theodoro Elssaca.
Portada del libro Hacia la Noche y la dedicatoria fraternal de Selim Kartal para su amigo Theodoro Elssaca, en la que lo destaca como un “Noble representante del Pueblo y del Mundo Árabe”.
Theodoro Elssaca presentando a Selim Kartal y su libro “El Creciente Dorado”, esta fotografía fue captada mientras leía el texto que reprodujimos más arriba.
Theodoro Elssaca, Selim Kartal,  Ana María Vieira
Selim Kartal leyendo parte de su libro “El Creciente Dorado”, junto a Theodoro Elssaca y Ana María Vieira respectivamente.
Selim Kartal, muestra orgulloso al público el libro “El Espejo Humeante -Amazonas” de Theodoro Elssaca, que acaba de recibir dedicado y firmado por su autor como agradecimiento por haber sido considerado para hacer esta importante presentación.
Los poetas Selim Kartal y Theodoro Elssaca se retratan frente al pendón que se utilizó para promocionar este lanzamiento, dejando así un registro gráfico de esta trascendente ocasión.
Selim Kartal y Theodoro Elssaca frente al pendón de este lanzamiento
El cuentista Roberto Araya Gallegos, el poeta Theodoro Elssaca, la editora Ana María Vieira, Selim Kartal y una amiga.
Selim Kartal y Theodoro Elssaca frente al pendón de este lanzamiento
Los poetas, Ana María Vieira, Pedro Vicuña, Selim Kartal, Theodoro Elssaca, y Blanca del Río.

Fotografías de Leonora Vicuña