Extracto del libro “Crónicas Chillanejas de Marco Aurelio Reyes”
Quizás los Chillanejos no hemos sopesado debidamente lo que significa para la humanidad los Murales de Siqueiros en la Escuela de México. Una palabra docta es sin duda la del escritor mexicano Carlos Fuentes, quién refiriéndose al tema escribió: “Siqueiros en Chillán alcanzó la perfección de su arte” (La discusión, 31 de marzo de 1996). A esos murales los han bautizado como “La capilla Sixtina de América del Sur”. ¿Podrá haber un mayor honor para los chillanejos? Y el epílogo al respecto lo constituyó las palabras del maestro de Siqueiros Gerardo Murillo (Dr. Alt que visitando la obra de arte, en 1963 exclamó: “Son la culminación estética de toda la pintura mexicana”.
La Construcción de la Escuela México de Chillán, fue más que la simple donación de una nación humana a otra que estaba sufriendo. Es el alma hispanoamericana plasmada en la extasiante pintura muralista mexicana. Debería ser un patrimonio de la humanidad.
David Alfaro Siqueiros, genio visceral, estuvo en Chillán entre 1941 y 1942. Llegó a nuestra ciudad junto al maestro de la técnica del fresco, Xavier Guerrero. Debía pintar el hall y el acceso al piso superior. Por su parte Siqueiros se concentraría en la futura biblioteca rectangular de 224 mts2.
Por supuesto, que jamás pensó que en ese lugar bajo y aplanado quedaría un tesoro del arte mundial. Es el destino de las grandes obras.
Los artistas mexicanos se instalaron en el pequeño y modesto hotel “El Viajante”, ubicado en Buenos Aires (O´Higgins) al llegar a Libertad. En frente estaba lo que había sido el Liceo de hombres. La cálida atención de la dueña del hostal, la amorosa y corpulenta Celinda. Hizo más cálida la estadía de los artistas, acogiéndolos para hacerlos sentir como en su propia casa, disfrutando de las exquisiteces del trago y la comida chillaneja. Seguramente el bello rostro de la “gorda Celinda”, le traía a la memoria la alucinante belleza de las mujeres aztecas. Como todo mexicano “hijo de la revolución”, jamás se desprendía del “pistolote” y solía hacer bromas a sus amigos lanzando balas al brasero para que explotaran estrepitosamente, mientras reía traviesamente.
Como en tantas otras ocasiones. Chillán debió luchar contra el centralismo pencopolitano, puesto que la donación del gobierno mexicano del Presidente Lázaro Cárdenas, fue en un principio por Concepción, con el propósito de que la Escuela México se construyera allí y no en la humilde San Bartolomé de Chillán. Nuestro mejor defensor fue el propio embajador mexicano Octavio Reyes Espíndola, que había acompañado al Presidente Aguirre Cerda en su visita a nuestra destruida ciudad. La presencia de Siqueiros en Chillán, junto al maestro Guerrero, se hacía sentir en la vida social, especialmente en la bohemia. Después del terremoto del 39, don Juan de la Cruz Fuentes, había rehabilitado el sótano del edificio de libertad con la actual Herminda Martín, instalando un bebedero bautizado como “El cahuín”, que luego pasó a llamarse “La Tertulia”, y posteriormente conocida por los noctámbulos como “El Volga”. Hasta este lugar llegaba Siqueiros en las noches, acompañado de Xavier Guerrero y otros artistas como Gregorio de la Fuente, Laureano Guevara, el boliviano Alipio Jaramillo, el venezolano Erwin Werner y el joven normalista chillanejo Enrique Espinoza Saavedra, recién titulado, recién titulado de profesor de Artes Plásticas, que llegara a ser parte del equipo académico del instituto de Educación de la Universidad de Chile, dirigido por doña Irina Salas. Algunos de estos artistas dejaron su testimonio en algunas de las salas de la nueva escuela.
Las prolongadas veladas y la vigorosa personalidad del artista chihuahuense constituyeron un foco de atención para los asiduos de ese y otros locales, a los que concurría para merendar y beber a destajo, con mexicana exaltancia. Posteriormente contaba don Juan de la Cruz que era demasiado atrayente, a pesar de estar en un irrespirable y estrecho subterráneo debido más que nada a la decoración sugerida por el genial artista.
La Escuela México fue inaugurada finalmente el 25 de marzo de 1942, con la presencia del Vicepresidente Dr. Jerónimo Méndez, puesto que don Pedro Aguirre Cerda había fallecido. Lo acompañó el propio embajador Reyes Espíndola, simbolizando la mano generosa del Gobierno y del pueblo mexicano, extendida hacia Chillán. La presencia de Siqueiros y Guerrero en Chillán no pasó desapercibida en nuestra historia urbana.
Autor de los murales: David Alfaro Siqueiros. Escuela México de Chillán,
Región del Biobío, Chile.