Fundación IberoAmericana ha querido poner en valor la figura de esta gran escultora, quien a través de su obra ha obtenido importantes reconocimientos para las Artes de Chile.
Lily Garafulic pertenece a la Generación del ´40, al igual que Marta Colvin, quienes junto a Rebeca Matte han sido consideradas las tres escultoras más importantes de nuestra historia.
Es una Artista que desarrolla una personalidad que trasciende el ámbito de la escultura, ya que logra destacar en el dibujo, grabado, mosaico y como vitralista.
Lily busca la expresión lírica del dinamismo contemporáneo. Declaró una vez a un periodista: (...) No acepto imposiciones. La libertad es la primera condición para la creación artística. Los artistas dirigidos no crean obras de arte, tan solo "posters". Las exposiciones de los rusos es lo peor que he visto en el exterior. (...)
En sus inicios, la obra de Garafulic, realizada en terracota, mármol, piedra y bronce, corresponde a retratos y bustos que, por lo general, se someten a la representación figurativa del modelo.
La primera obra que la da a conocer es un bronce, presentado en 1937 en una exposición colectiva con el nombre de Andrómeda. De esta forma, ya con 23 años de edad recibe el primer reconocimiento a su talento con una mención honrosa.
Al cumplir 10 años de su contacto profesional con la escultura, en 1944, primero como alumna, después como ayudante de escultura y enseguida como profesora, celebra la fecha con una exposición en el Instituto Chileno Británico de Cultura. Esta primera fase creadora, en donde las formas humanas son el instrumento de expresión, encuentra su culminación en las 16 figuras de profetas realizadas para la Basílica de Lourdes. Luego, su producción toma el rumbo del "abocetamiento", es decir, adquieren el aspecto de estar inacabadas; un ejemplo de esto es "El Mar", obra ejecutada en piedra, que reúne en sí lo elaborado y lo aparentemente no resuelto. Esta etapa se cierra con la exposición de 1947, formada por ocho grabados, quince dibujos y doce esculturas. En este período, con 33 años, alcanza su madurez total como artista. Lo sabe todo: los secretos del oficio y como entender el material, y en cada trabajo que emprende se reinician desde el principio como una exploración y una aventura todos los planteamientos.
En el año 1948, se abre una nueva fase en el desarrollo de su estilo, etapa que perdura hasta 1961. A comienzos de los años sesenta, su obra adquiere un carácter doblemente nuevo, a partir de un viaje realizado a Isla de Pascua. Como símbolo de su propio ciclo individual, cambia su modo de sentir la escultura y busca materiales nuevos adecuados a su nueva visión. Trabaja, entonces, con maderas carcomidas a la que incrusta virutas de metal, soldaduras y pernos, ejerciendo, de este modo, toda una innovación para la época.
En este período se cierra un ciclo de creación particularmente fecundo y marcado por el sello de la ruptura con la etapa anterior, aunque más que una ruptura es el tomar contacto con las corrientes universales de la escultura moderna. Extrañamente, abandona el punto de apoyo de los materiales, del antropomorfismo del volumen como la sustentación de la forma y de la sensualidad táctil, como elemento más viviente de su escultura. De esta forma, poco a poco, Lily Garafulic comienza a acentuar y dominar la expansión de lo abstracto. Mientras en la Escuela de París trabajan Brancusi y Lipchitz, a quienes estudia y admira.
A partir de 1965, las obras de Lily testimonian su destreza en el uso de diversas técnicas y materiales; utilizó restos de fundición de metales, modelado en arcilla, tallado en madera y experimenta con sustancias sintéticas con lo que consiguió extrañas texturas, el volumen acepta materiales poco comunes, haciéndose expansivo y acusando la presencia de espacios virtuales. También nace en ésta época su especial predilección por el mármol blanco, por su limpieza y maleabilidad para dar formas.
Esta línea de trabajo es paralela a otra, en la que Garafulic trabaja los volúmenes de forma simple y depurada, puliendo las superficies insistentemente. Toda su obra busca lo plástico por sobre lo temático: "busco la estructura más que la significación", ha dicho ella misma.
Luego, se abre una nueva era metafísica para la escultora, de formas ideales que giran distantes por el firmamento. Son discos y esferas metálicos, de ricas texturas como astros cautivos exhibiendo sus reflejos.
Resumiendo, en la trayectoria de Lily Garafulic se distinguen cuatro fases: la primera, figurativa, en la que destacan trabajos de cabezas, rostros y bustos. Más tarde su producción se inclinó hacia la abstracción, inspirada en circunstancias y temas que la estremecen, como la llegada del hombre a la luna, la cultura de Isla de Pascua y la lectura de la Biblia. Más que definir una temática, la escultora pone el énfasis en la autonomía de los medios y el lenguaje de la escultura y se concentra en la exploración de las formas, lo que se refleja en las características especiales del juego con los volúmenes que logra por el contraste entre las superficies curvas y rectas.
La unión de todas estas etapas está formada por una fuerte impronta expresiva. Nada de lo hecho en cada una de estas fases es al azar, sino que responde a inquietudes y necesidades espirituales, que exigen de su naturaleza sensible una verdadera “maternidad” de cada escultura, cuya grandeza, en 1995, logró poner en sus curtidas y mágicas manos el Premio Nacional de arte, mención plástica, otorgado por el gobierno chileno.
Lily Garafulic Yancovic nace en Antofagasta, el 14 de mayo de 1914. Hija de padres yugoslavos, originarios de Croacia, es la menor de 9 hermanos e inició sus estudios en la escuela Yugoslavia. En 1919 la familia se trasladó a Santiago, donde ingresa al Liceo Nª 3 de niñas, en este establecimiento continuó y terminó su educación escolar.
Desde niña, Lily demostró un gran talento como dibujante y recibió la influencia del ambiente artístico en que se desenvolvió su hermano era el arquitecto Andrés Garafulic. Para desarrollar su interés por las artes, en 1934 se integra al Curso de Escultura de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile que dictaba el escultor Lorenzo Domínguez y un año más tarde comienza a asistir al Taller Libre de Alumnos de Hernán Gazmuri para sus clases de dibujo.
Durante el período de estudios se transformó en la alumna más aventajada del taller de escultura del maestro Lorenzo Domínguez, donde llegó a ser su ayudante del Curso de Escultura en el año 1937, durante ese año obtuvo el Tercer premio en el Salón Oficial y una Medalla IV Centenario de Valparaíso por la calidad de sus trabajos.
Tras culminar sus estudios en la Universidad de Chile, en 1938, realizó un viaje de perfeccionamiento a Europa junto a otros destacados artistas chilenos: Inés Puyó, Anita Cortés y Marco Bontá. Durante una estadía en París conoce al pintor Jules Breton y al escultor Constantin Brâncuşi, de este último, siempre admiraría la simplicidad y la fuerza expresiva de los materiales que utilizaba en su obra.
De regreso en Chile presentó su obras ganando los siguientes premios:
En 1944, Lily Garafulic es la primera la primera artista femenina chilena en realizar una exposición individual de escultura en el Instituto Chileno-Británico de Chile. Ese mismo año viajó a Nueva York a perfeccionarse y por su brillante desempeño obtuvo una beca Guggenheim, así continuó su formación en la escultura y grabado en la New School of Social Research donde fue alumna de José de Kreft, paralelamente también estudió las técnicas de mosaico y vitreaux, además de estudiar la técnica del Grabado con William Hayter en el Taller 17 de Nueva York. Luego expone en el Taller de Hayter de la misma ciudad, taller que, al igual que el de París, convocará a personalidades muy relevantes de arte internacional, entre los que se cuenta también a Matta. Un año después, en 1945, regresa a Chile.
El contacto con las tendencias de vanguardia mundiales caracterizó la formación de Lily Garafulic, Marta Colvin y Julio Antonio Vásquez, conocidos como los iniciadores de experiencias que marcaron el desarrollo del lenguaje contemporáneo en la escultura chilena.
En 1946 crea y realiza una obra monumental para el Santuario de la Basílica Lourdes en Santiago de Chile llamada Los 16 profetas.
En 1947, a su carrera escultórica se agrega una importante labor docente en la cátedra de Escultura de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile donde ingresó como profesora suplente lo que la convirtió en formadora y referente fundamental de generaciones posteriores de escultores como Federico Assler y Raúl Valdivieso.
En 1949 es becada por la Universidad de Chile para asistir a la Escuela de Ravena, Italia, para estudiar la Técnica del Mosaico.
En 1951 obtuvo el cargo de profesora titular de la Cátedra de Escultura en la Universidad de Chile.
En 1953 ganó el Premio de Honor del Salón oficial de Santiago de Chile.
En 1957 es nombrada representante de Chile ante la UNESCO en la Asociación Internacional de Artes Plásticas. También participa en el Congreso de Bellas Artes en Dubrovnic, Yugoslavia y esel mismo año recibie una beca del Gobierno chileno para estudiar la técnica del mosaico en Europa y Oriente Medio, además de la organización de museos de arte.
En 1959 fue nombrada Presidenta del Comité Organizador del Symposium y Tercer Congreso Regional de Artistas Plásticos del Cono Sur patrocinado por las Naciones Unidas (UNESCO) y la Universidad de Chile y que se realizó en Santiago de Chile.
En 1960 viaja a Isla de Pascua junto a su maestro Lorenzo Domínguez; en un viaje para estudiar el arte pascuense. Al año siguiente obtuvo el Premio Rebeca Matte del Salón de Verano de Viña del Mar
En 1963 obtiene una mención Honrosa en la Bienal de São Paulo, Brasil.
En 1966 viaja como profesora en visita invitada por la Escuela de Bellas Artes de Lima, Perú.
Luego, en 1966, es invitada en su calidad de profesora a la Escuela de Bellas Artes de Lima, Perú.
En 1971 es profesora invitada por la Columbia University de New York, Estados Unidos;
En 1973 fue nombrada directora del Museo Nacional de Bellas Artes. A su gestión, que se prolongó hasta 1977, se deben entre otros, la modernización de la conservación de la colección patrimonial, gracias a un convenio entre el Museo, la OEA y la UNESCO se creó un Laboratorio de Restauración y Conservación de Obras de Arte del Museo Nacional de Bellas Artes, que perduró hasta octubre de 1982, fecha en que se creó el Centro Nacional de Conservación y Restauración de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, DIBAM.
En 1975 participa como parte integrante del jurado internacional de UNICEF, en Nueva York, Estados Unidos. Ese año también fue nuestra representante en el Congreso de los Artistas Latinoamericanos, Arica, Chile.
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