Fundación IberoAmericana felicita al poeta Nicanor Parra por la merecida obtención del Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2012. La decisión fue unánime y estuvo a cargo del jurado compuesto por los críticos Virgilio López Lemus (Cuba), Niall Binns (Inglaterra), Pedro Gandolfo (Chile) y los poetas Claudio Bertoni (Chile) y Valeria Zurano (Argentina).
Es de destacar que también fue galardonado recientemente con el Premio Miguel de Cervantes 2011, que le fuera entregado en Abril, y que es la máxima distinción literaria de la lengua castellana.
A sus 97 años, estos importantes premios son un reconocimiento a su obra, especialmente a su antipoesía, un género propio y distintivo de Parra, con el que ha desconcertado al mundo durante varias décadas.
Parra, quien definió su poesía como: “una montaña rusa donde quien se sube baja echando sangre por las narices”, obtuvo en 1969, el Premio Nacional de Literatura.
Congratulaciones para él y para toda la poesía de nuestro país.
NICANOR EL GRANDE
¿Qué es la antipoesía?
¿Un temporal en una taza de té?
¿una mancha de nieve en una roca?
¿Un ataúd a gas de parafina?
¿Una capilla ardiente sin difunto?
Maque con una cruz
la definición, que considere correcta.
Nicanor Parra
Ignacio Valente, uno de sus críticos literarios y admirador acérrimo, ha escrito que:
Un Antipoema no es, por supuesto, otra cosa que un poema: debe eliminarse cualquier mitología al respecto, Antipoemas han existido siempre en la historia de la poesía. Y también antiantipoemas, etcétera. La vida interna de la poesía está hecha de tales posiciones. Marcial es antipoeta de Ovidio, Quevedo lo es de Garcilaso; Heine de Goethe, Michaux, de Valéry; Pound, de Tennyson... Así se trenzan en la historia poética lo dionisíaco y lo apolíneo, lo románico y lo clásico, la ironia y el lirismo el evento existencial y la perfección esencial. Hay una mecánica del proceso antipoético: las formas expresivas que llamamos clásicas, y que consagran el equilibrio, entre la experiencia y el lenguaje, por el camino de la perfección estética tienden a alejarse de la existencia, de la historia, del sentimiento, y a endurecerse en retóricas, su cansancio engendra antipoetas de fortuna varia, poetas de crisis, cuyo verbo irónico y corrosivo quisiera devolvernos el contacto con la experiencia real del hombre en situación.